martes, 25 de agosto de 2009

Para ella

No quiero pensar en lo que pasará mañana, cuando al despertar ya no estés conmigo físicamente.
Es incríble como cambia la vida en un instante. Es difícil llevar este dolor, que no supera el tuyo acumulado por años. Qué saco con llorarte si eso nunca lo quisiste. Ahora viene el cargo de conciencia. Pero tú tranquila que por primera vez no estoy yo primero. Pero tarde me di cuenta. Y supongo que así pasa, en esto de sube y baja y finidad misma. Ahora pienso en la comodidad de mi existencia, acostumbrada a tenerte para qué, si en realidad no estaba contigo. Mejor pensarte que lamentarte...el tiempo pasó muy rápido y nos estancamos. ¿Por qué no pude darte un poquito de mi vida? Cuando todo pase, al releer esto remomeraré el sentido de mis lágrimas, para que en el fondo pueda compensar tamaño cariño. Y encontrar la ansiada paz de nosotras, de muchos, de todos. Ésa que tu tanto merecías. Esto no lo escribo pensando en que ya no estás, si no para que estés, siempre.

sábado, 1 de agosto de 2009

¿Por qué vemos películas?

El cine, más allá de la técnica, es el arte de entregar un espectáculo y narrar una historia interpretada por actores. Hablamos entonces de una película como derivación del mismo.
Y bien, más allá de las técnicas de narración y filmación, de los detalles de producción o de las bases que sustentan un celuloide, quisiera centrarme en algo tan cotidiano como inverosímil: ¿Por qué vemos películas?

Hace unos días, conversaba con unos amigos sobre aquellas películas buenas para recomendar; e intercambiamos varias: ésas que se graban en la retina, que dejan "marcando ocupado", que hacen llorar, que sorprenden con el final, etcétera. Así pues casi todos coincidíamos que las mejores eran aquellas que, siendo de ficción, mostraban historias truculentas, aveces difíciles de procesar, pero que nos identificaban. De manera que, al comentar una película, comenzábamos a creer que algún día lo mismo nos podía pasar o que responderíamos preguntas que siempre quisimos avalar.

Lo fantástico de todo está en la realización. Una historia puede ser muy buena (entiéndase ésta como un guión), no obstante resultar fuera de taquilla debido a su bajo costo de producción. Análogamente, encontramos el caso del Cinearte que más que centrarse en fines comerciales, lo hace hacia la libertad de expresión, con tamaña creatividad, que lamentablemente suelen volverse difíciles de comprender.

Le fabuleux destin d'Amélie Poulain

En suma, una buena película en términos de éxito y seguimiento de masas, para considerarse precursora debe conjugar historia creativa, producción e identificación. Redondeando, cómo y por quién es contada la historia.
Pasa también por un cuento de fotografía. Es decir, el encuadre de las escenas, los colores, enfoques...
Ahora bien, son pocas las ocasiones en las que nos cuestionamos qué nos mueve procesar historias (más allá del fin de ocio). ¿Nunca han pensado qué ganamos presenciando hechos? ¿Qué buscamos? ¿Identificarnos?
Más allá del hecho de atender y prestar nuestros sentidos, sinceramente creo que todo gira en torno a la inquietud humana por expresarse y vivir adaptados a una sociedad o entorno que no nos acomoda.

En base a todo lo anterior, podemos afirmar que una buena película puede ser calificada como tal. Del mismo modo en cuanto a las realizaciones personales; pues una película bien contada prospera.

Lo bueno de todo esto es que la creatividad es sinónimo de infinidad. Al fin y al cabo pese a ser meros espectadores algo de razón y participación tendremos...Afuera todavía hay muchas historias que contar.