Lo malo ahora se entiende (cuando ya es tarde) porque la vida es lineal y continua. Todos tenemos miedo a desafiar la línea, ¿y por qué no? Lo que de verdad debería causarnos miedo es la frustración. Frustración de saber que se puede cambiar el rumbo de las situaciones y no lo hacemos por seguir la línea. Como si debiese estar escrito.
¿Por qué buscamos la perfección, si la vida está llena de errores? Si al equivocarnos aprendemos; decimos: “¡nunca más!”; ¿Por qué no vivirlo de nuevo? Si todo anduviese mal, ya sabríamos lo que pasaría. Claro, no sería igual pero por lo menos estaríamos rescatando lo bueno, cultivando aquello que nos hacía tan bien. Y eso nos evocaría volver a intentarlo...