martes, 5 de julio de 2011

Aquella mujer

Al fin pude conseguir el asiento junto a la ventana. Me dirigía a un lugar desconocido por lo que necesita ir verificando las coordenadas que me habían indicado. Creo que iba bien encaminada, pero el viaje se me hacía eterno…de pronto, el autobús enlenteció la marcha. Me asomé y vi que un hombre que agitaba su mano era el causal de ello. Él, al parcatarse que se detendría, dio media vuelta y abrazó a una mujer que estaba detrás. Y la besó apasionadamente. Al parecer se despedían.

Era ella quien abordaría el bus. No pude evitar seguirla con la mirada, pues el asiento en el cual me encontraba me permitía una vista panorámica. Coqueta ella, con una sonrisa de en par en par, desesperada buscaba por la ventana el rostro de su amor, tratando a la vez de mantener el equilibrio ya que el bus ya iba raudo y veloz. Hasta que lo perdió de vista. Pasaron unos 5 minutos y el bus volvió a parar. Esta vez subieron varios, yo a esas alturas, estaba desesperada por querer llegar a mi destino. Sin embargo, algo me llamó la atención. Uno de los nuevos pasajeros, se ubicó de tal forma que no le quitaba los ojos de encima a la mujer que había subido hace un rato. Aquella mirada capaz de decirlo todo…ella por supuesto se percató, pero en vez de eludirlo, lo miró fijamente, esbozando una sonrisa. Y fue allí cuando se acercaron un poco más, tomando por escusa el vaivén del viaje. Algunas palabras comenzaron a intercambiar. Monosílabos que iban y venían, justificando el deseo de contactar sus labios. Pues así lo hicieron, por largo rato de movido viaje, siendo yo la única testigo fiel, de aquel encuentro casual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojos que no ven, corazón que no sienten.

Alma dijo...

uf, me pasa todos los días, encuentros casuales siempre xDD
jajaaj me gustó tu texto Espe!
aunque harto atrasada aparecí pero te estoy leyendo! saludos :D