domingo, 14 de diciembre de 2008

Aquel Sueño (repetitivo)

¿Te cuento un secreto? Anoche soñé contigo. Sí, contigo. Fue un encuentro casual, te pude divisar y te pregunté que cómo estabas. No me contestaste. Es más, con el ceño fruncido me evitaste. Yo no entendía qué te pasaba, si era sólo una pregunta, ni más ni menos. Vamos, ambos sabíamos que no había nada de malo en eso. Te volví a preguntar, esta vez de dí vuelta empujándote el hombro. Me hiciste un desaire. ¿Me habré desubicado? pensaba. De pronto, me tomaste la mano y me llevaste a otro lugar, una esquinita cerca del comedor principal. Estaba escuro y a pesar de eso pude ver tu cara, de hecho era inevitable fijarme en tus ojos, más verdes que nunca que estaban. Y yo sabía por qué estaban así. Y empezaste a desahogarte. Me dijiste tantas cosas, algunas que de seguro te pesaban en tu conciencia y otras que no eran necesario decir. Si ya había pasado tiempo, yo no tenía malas ni buenas intenciones contigo; es que no correspondía. Pero fue inevitable. Tus pardos ojos me regocijaron y mi corazón latía cada vez más fuerte. Te me acercaste. Mi amor, por qué haces esto. Por qué. Nos abrazamos y de nuevo me agarraste la mano obligándote a que te siguiera a otro lugar. Llegamos al patio trasero, estaba atardeciendo ya. Ahí hubo mucho silencio que duró yo creo no más que 5 minutos. Hasta ese momento había sido todo tan de repente y fugaz, pero esos malditos minutos de silencio rotundo se hicieron eternos. No sabíamos qué decir porque no venía al caso decir nada. Sentía tanto nervio y calor, es que mi corazón iba a estallar. Delicadamente el tiempo pasaba y nosotros, como unos prófugos escondidos, incluso de nosotros mismos, rompiendo esquemas y promesas de antaño. De vez en cuando me volvías a mirar, con esa mirada que sólo tu tienes...mi amor, tu susurro me hacía el corazón añicos. Fue ahí donde desperté y me di cuenta con una sensación de amargura que había sido un sueño, pero no lo creía porque todavía te sentía. Me volví a dormir o al menos eso creí. Pero no fue lo mismo, ahora yo te evité y tu me forzabas ¡Qué desazón! no pude evitar llorar...y así lo hice durante todo el día, cuando de verdad amaneció y de verdad atardeció. Sin más que consolarme con la ilusión de un sueño que te invocó de nuevo en mi corazón.

4 comentarios:

Parnasiana dijo...

Já, yo pensé que tú habías desaparecido. El otro día te vi en el metro, pero iban todos tan rápido (y yo inmersa en esa ola de gente rápida y furiosa) que no pude detenerme, detenerte ni devolverme cuando alcancé a reaccionar.
Espero que todo marche bien para ti.
Saludos!

Aureliano Sanchez dijo...

bonito...escribes super bien, por eso bakanazo tu blog. Saludiñes por alla y kestes bemm ^^

R.F Yáñez dijo...

Me gustó mucho lo que escribiste.
Pero tengo que reconocer también, que venía a desearte mi más sincera, feliz navidad.
Éso de próspero año nuevo no va conmigo, por que falta aún jejeje.
Te mando un abrazo bien apretado.
Espero que lo hayas pasado bien junto con los tuyos.

Saludos enormes, socia del blog.

Anónimo dijo...

Muy lindo… eso es lo que algunos llaman “amor único y verdadero”

No hay nada ni nadie que pueda equiparar ese sentir

Saludos.

Cate.