domingo, 12 de diciembre de 2010
Eres
jueves, 29 de julio de 2010
el tiempo es inventado
Quisera controlar el Tiempo, para que abandone su marcha sosegada en la vejez o aliviane nuestra lozanía. Así, la imaginación sería el motor de nuestros días con respiros, pausas, consuelos.
Le otorgaría tiempo al Tiempo para cumplir promesas o alcanzar sueños. Y como éstos ya no existirían, crearía para volver a creer en los imposibles y volvernos a engañar.
lunes, 19 de abril de 2010
lo mucho es poco.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando no hay vacíos? ¿Qué pasa cuando nada falta? ¿Qué hacemos con eso, que incluso aveces es excesivo?
Es bueno replanteárselo de vez en cuando.
jueves, 4 de marzo de 2010
Extracto de lo que le dijo el doctor John Brown a Tita:
- Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía al alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
“Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo”.
Como Agua Para Chocolate, Laura Esquivel.
jueves, 14 de enero de 2010
Hierba mala nunca muere
Ciénagas poseen más alma que tú, a quienes subestimasteis.